miércoles, 2 de marzo de 2016

Derecho a decidir. No estas sola.

Había nacido el entusiasmo en ella de tirarse desde el puente. Ese atraso carcomía su mente y le provocaban ganas de vomitar, toda aquella culpa futura, que le harían sentir sus  familiares y desconocidos.
Le presionaba el pecho y se quedaba sin aire. Pensaba cada momento en ese "Y si lo estoy?". La respuesta afirmativa implicaba en ella seguir en el laberinto, ese en el que se encontraba hacía ya unas semanas. Si fuese así, el punto de llegada era sólo matarse.
La ansiedad la dejaba exhausta, como si la hubieran torturado por meses para sacar una confesión: "Lo estás, o no lo estás?".
Toda posible solución implicaba vergüenza, una vergüenza ficticia porque ella sabía de que si la sociedad fuese justa, el problema  terminaría rápido, y ella podría vivir.
Pero la respuesta al final fue No, y ella se sintió aliviada, se sintió nueva. Aún así, quedó herida.
Herida porque esa penuria no debería ser sufrida por nadie, porque todas tendríamos que poder ejercer el derecho a decidir. Sobre nuestra vida, sin que ideologías salvadoras  de fanáticos se metieran en nuestras entrañas...
Es tan fácil juzgar a los demás, tan fácil creer sin razonar.

Si estás en la misma situación, y vivís en Argentina, aquí te dejo unos contactos que te pueden brindar concejo y ayuda. Sabelo, es tu decisión. No estás sola.

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