lunes, 27 de julio de 2015

Macro

Creo que estoy mejor así. Me gusta pensarlo cerca mio.

Ella, como de costumbre, estaba sola en un ambiente que le era agradable. En la comodidad de su habitación, rodeada por sus libros, los cuales, viendo la absurda cantidad de ejemplares, le parecían pocos. Estaba sola, hacía poco sus padres fueron por víveres al mercadito,  no pasaba mucho del desastroso suceso, no notaron que la heladera estaba vacía, salvo por el agua fría y unos aderezos vencidos. Venía tiempo que pensaba en cambiar el lugar de estudio, la cama, por un escritorio profesional, de esos en los que siempre imaginaba a Borges o Cortázar escribiendo sus historias. Historias que a su pensar, le habían salvado la vida, miles de veces. Miraba un libro de Jung en su repisa llena de polvo, e imaginaba si podría hacerse un psicoanálisis ella misma, también pensaba de que debía limpiar ese mugriento mueble. Nada le parecía normal, esa ausencia material que sucedía hacia ya un mes, había provocado cierto abandono en ella. Ciertas letras le recordaban, ciertos momentos, ciertos sueños. Esas ausencias que se ven imposibles, que no se dimensionan. Lo sobrellevaba, como todo los demás. Se contentaba con apreciar ciertas lecturas, degustar te (porque tenía muchos), quería llegar a poder hacer su propio gusto, esos sueños de niños. Todo era superfluo. 

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