En la cúspide de lo insano, descubro que el
mal que padezco es epistemológico. Lo mas acertado en el momento, en referencia
a su nombre, es la llamada angustia. Heidegger cita angustia ante la nada, ante
la realidad de que todo es efímero, si es que lo real realmente vale. La
angustia ante el sin sentido, ante la carencia de significado duradero que
puede tener un “algo” o un “alguien”, han perdido sensibilidad en mí. En eso
toda relación que al parecer es importante se ha acabado o desvirtuado. Extraño
a la familia que tengo, pero a la vez me siento cómoda en la soledad, la
amistad, anhelo de todo humano, la he perdido. Llegué a la conclusión de que
mis ideales son la razón del fallo en mis relación que involucran a personas,
mis ideales son demasiados ideales, aun así no caigo en hipocresía, ya que me
someto también al cumplimiento de estos. Quiero creer que esto, el sin sentido
y la angustia, tienen como solución la resignificacion del todo en mí, de mi
mundo. Debo resignificar mi existencia
La nostalgia de las
cosas que vivimos, de los recuerdos, de los que teníamos y ya no tenemos, si se
me presenta y me conmueve, es algo que debo resignificar? Como resignifico
algo, de lo que yo creo no hay un porque de resignificar, si para mí, lo que yo
digo es verdad, y fue por otros que lo perdí. Es obvio que no puedo modificar
aquello que me conmovió, sino buscar la manera de que me conmueva una vez más.
domingo, 31 de mayo de 2015
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